sábado, 26 de enero de 2013

Be water

"Be water".  Llevaba varios días escuchando esta recomendación. Y de pronto, llegó la botella. Esta vez no había tenido nada que ver en su creación. Es perfecta, pensé. Una botella de color para cada uno de nosotros. Transparente. Con la idea de reutilizarla. Inspirados por la familia Johnson y su zero waste. Con todos los valores de nuestro planeta. Y recordé cómo había empezado lo que este objeto resumía.

Primero fue la idea de las tazas de colores, luego una pared blanca que inquietaba y llenamos de nombres... Después una pregunta sobre la visión compartida, frases, vídeos, la ayuda de Move Branding, imágenes, un proyecto, el Brandhorst, la cultura con la que conviví tanto tiempo,  un piano de colores, un nombre que no se podía registrar, un libro de Riffkin, un congreso...  La botella es el resultado de muchas conversaciones, pensé, del regreso a Wonderland. Y sobre todo, la botella es el resultado de salirme del centro.

Ahora, cuando me tienta posicionarme en el corazón del planeta, mi mirada se cruza con ella. Está encima de mi mesa.  Be water, me recuerda. Y sonrío.







domingo, 13 de enero de 2013

El puerto

"El puerto son los brazos abiertos, la persona que amas" (Philippe Starck).

Para mi el puerto fue toda una escuela. Pasé allí algún tiempo en mi adolescencia. Y
a menudo me cruzo con algunos con los que coincidí en el muelle. La mayoría se mueven en el ámbito del emprendizaje. Hay una relación entre navegar y emprender. En realidad hay una relación entre todo.

"Es ist nicht wahr dass die kürzeste Linie immer die gerade ist", decía Lessing.  (No es verdad que la línea más corta sea siempre la línea recta). Chillida lo llamaba Simetría Heterodoxa. Y añadía "Yo soy un fuera de la ley".

A veces pienso que yo también. Disfruto con la navegación imposible, es en la ceñida con el barco escorado cuando me siento más viva. El zigzag frente a la línea recta. Mi hijo me pregunta si era una pirata. -Creo que nunca he dejado de serlo -le respondo. -No te confundas.

Navegar es técnica e intuición. La empresa misma. Y recuerdo esos momentos de calma en los que sólo podía remar o esperar, y a veces remaba porque había alguien esperando en aquel puerto.

También me perdía en el horizonte, como sigo haciéndolo ahora. Y entonces salían cosas que sirven para que no pierda de vista quién era hace más de veinte años. Dándole vueltas a la misma ecuación. Buscando en el límite.